jueves, 28 de julio de 2011

Los Comienzos de La Fe Bahá'í en América Latina, Remembranzas. Por: Artemus Lamb

1. LAS TABLAS DEL PLAN DIVINO
(1916-1917)

¿Cuál fue el móvil original e impulso generador detrás del establecimiento de la Fe bahá'í en América latina?

Para apreciar esto es necesario retroceder a los años 1916 y 1917, cuando Las Tablas del Plan Divino fueron reveladas por el Maestro 'Abdu'l-Bahá, en Haifa, Israel. Eran catorce en total; cinco llegaron a Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial, pero hubo que esperar hasta el final de este flagelo, en 1919, para recibir las pendientes; se revelaron en una ceremonia que tuvo lugar desde el 26 de abril hasta el 30 del mismo mes, en el hotel McAlpin, en la ciudad de Nueva York. Las Tablas del Plan Divino fueron dirigidas a los bahá'ís de los Estados Unidos y Canadá, confiriéndoles la misión sagrada de llevar el Mensaje de Bahá'u'lláh a todas partes del mundo, inclusive a los países de América latina y las Antillas. Más tarde, el Guardián Shoghi Effendi señaló que estas Tablas constituyen la Carta Magna para la conquista espiritual del globo.
Es interesante para nosotros, en esta parte del mundo, saber que la primera Tabla, escrita a los bahá'ís de los Estados Unidos y Canadá el 8 de abril, se dedicó a la apertura de la Fe en los países de las Américas. La Tabla comienza con estas palabras inspiradoras:

“A las asambleas y reuniones de los creyentes de Dios y a las siervas del Misericordioso en los Estados Unidos y Canadá.

¡Sobre ellos sea Bahá'u'lláh, El-Abhá!
¡El es Dios!
¡Oh vosotros almas benditas!
Deseo para vosotros éxito y prosperidad eternas y ruego para cada uno confirmación perfecta en el Mundo Divino. Mi esperanza para vosotros es que cada uno pueda brillar como la estrella matutina desde el horizonte del mundo y, en este Jardín de Dios pueda convertirse en árbol bendito que produce frutos y logros eternos.
¡Por tanto, os dirijo a lo que es conducente a vuestra confirmación e iluminación celestiales en el Reino de Dios!”
Seguidamente el nombramiento, uno por uno, de Alaska, los países de México, Centroamérica, Panamá, y Sudamérica, con mención especial del país de México, los aborígenes de América, el país de Panamá, y la ciudad de Bahía, Brasil, como sigue:

“… De igual manera, la República de México es muy importante. La mayoría de los habitantes de ese país son católicos devotos. Están totalmente ignorantes de la realidad de la Biblia, el Evangelio y las nuevas Enseñanzas Divinas. No saben que la base de las Religiones de Dios es una y que las Santas Manifestaciones son similares al Sol de la Verdad que se levanta en diferentes puntos de la alborada. Esas almas están sumergidas en el mar de dogmas. Si un aliento de vida fuese soplado sobre ellos, se obtendrían grandes resultados. Pero es mejor que aquellos que intenten ir a México para enseñar, se familiaricen con el idioma español.
… Vosotros debéis dar gran importancia a la enseñanza de los indígenas, eso es, a los aborígenes de América, porque estas almas son como los antiguos habitantes de Arabia peninsular, quienes con anterioridad a la manifestación de Su Santidad, Muhammad, fueron tratados como salvajes. Pero cuando la luz de Muhammad brilló en medio de ellos, llegaron a ser tan iluminados que alumbraron al mundo. De igual manera, si estos aborígenes fuesen educados y obtuviesen guía, llegarían a ser tan iluminados que a su vez podrán derramar luz sobre todas las regiones.
Todos los países mencionados arriba tienen importancia, pero especialmente la República de Panamá, en donde los océanos Atlántico y Pacífico se unen por medio del canal de Panamá. Es un centro de viaje y pasaje de América a otros continentes del mundo, y en el futuro tendrá la más grande importancia.”
La Tabla termina con éstas palabras desafiantes:
“(…) Por lo tanto, ahora es el tiempo para que os despojéis del manto de apego a este reino de lo fenomenal, os desprendáis por completo de este mundo físico, os convirtáis en ángeles del Cielo y viajéis por todas estas regiones.
Declaro en nombre de Aquél, fuera de Quien no hay nadie, que cada uno de ustedes llegará a ser el Israfel de la vida soplando al aliento de vida en las almas de otros.
¡Sobre vosotros saludos y alabanzas!”2

 2. EL PRIMER PLAN DE SIETE AÑOS
(1937 a 1944)
Nacimiento y Lanzamiento del Plan

 Martha Root
(1872 - 1939)
Las Tablas del Plan Divino quedaron casi inoperantes con respecto a América latina por unos 20 años. 'Abdu'l-Bahá dejó este mundo en 1921, y los bahá'ís de Estados Unidos y Canadá estaban inmersos en el desarrollo de las Instituciones del Orden Administrativo en sus propios países. Más tarde, el Guardián señaló que este desarrollo de las Instituciones Administrativas Bahá'ís constituyen un paso preliminar indispensable para el subsecuente lanzamiento de planes sistemáticos para poner en acción Las Tablas del Plan Divino.
Algunas almas devotas y heroicas se levantaron para llevar el Mensaje Divino por primera vez a América latina. Por ejemplo, la intrépida maestra internacional, la Sra. Martha Root, “ese arquetipo del maestro viajero” según Shoghi Effendi, visitó en 1919 las ciudades importantes de Sudamérica, haciendo muchos contactos valiosos para la Fe.


  Leonora Holsapple Armstrong
 1895 - 1980 
En 1921 la Sra. Leonora Holsapple Armstrong se estableció en Brasil. En 1935 la Sra. Loulie Mathews, acompañada por su esposo, hizo un largo viaje difundiendo la Fe en Sudamérica, a pedido del Guardián, encontrando un número de personas interesadas en saber más sobre la Revelación bahá'í; también los esposos French viajaron.



Mark Tobey 

(1890-1976)

Varios maestros de los Estados Unidos, hicieron viajes de enseñanza a México, aun algunos de ellos antes de 1916 como los esposos Frankland, el Sr. Mark Tobey y el Sr. Wilhelm, y otros como resultado de Las Tablas del Plan Divino, como las Sras. Beatrice Irwin y Orcella Rexford. La dinámica Sra. Francis Stewart, viajó por varios países de América Central y del Sur, dictando conferencias que atrajeron a muchos nuevos contactos. Además, algunos pocos bahá'ís norteamericanos ya estaban viviendo en diferentes partes de América latina, por ejemplo la familia Dodge en el Perú; la Sra. Krug en Sao Paulo. Pero, todas éstas eran acciones aisladas, seguramente de suma importancia, quizás de más importancia espiritual de lo que podemos imaginarnos, aunque sólo fueran gotas en el océano.
Entonces, se marcó en el reloj divinola hora para que el Plan Divino se materializara. Durante la Convención Anual en los Estados Unidos de 1936, llegó inesperadamente el siguiente cable del Guardián: “… ruego a los delegados reunidos contemplar súplica voceada por 'Abdu'l-Bahá en las Tablas del Plan Divino. Urjo deliberación cuidadosa con Asamblea Nacional para asegurar su pleno cumplimento. El primer siglo de la Era bahá'í se está terminando. Humanidad está entrando por la etapa más peligrosa de existencia. Oportunidades de hora presente inimaginablemente preciosa. Quiera Dios cada estado dentro Estados Unidos y cada república continente americano pudieran antes del término de este siglo abrazar la luz de la Fe de Bahá'u'lláh y establecer base estructural de Su Orden Mundial.”3
Este llamado tan inesperado cayó como una bomba. Cito las palabras de un testigo ocular: “La Convención estaba electrificada… Los bahá'ís norteamericanos al principio permanecieron aturdidos y galvanizados luego en acción ante las demandas tan vastas del mensaje. Para la mayoría de las personas en Estados Unidos, los países de América Central y del Sur eran desconocidos, tierras románticas mucho más distantes que el continente europeo… El enseñar en los Estados Unidos y Canadá parecía agotar al máximo nuestras energías espirituales. ¿Cómo, entonces, podríamos establecer la Causa en cada República del Continente sureño?”4
Pero la “hora” había llegado. El 19 de mayo el Guardián envió un cable, un llamado para el establecimiento de pioneros permanentes en los países de América latina y las Antillas, y la Asamblea Espiritual Nacional nombró el Comité Interamericano para encargarse de los detalles de los preparativos. Luego, el Guardián cablegrafió a la Convención norteamericana de 1937 para que se formulara un Plan de 7 Años, incluyendo la construcción del primer Templo Bahá'í en Occidente, en Wilmette, Illinois. ¡El primer Plan de Siete Años fue lanzado!
Para apreciar la magnitud del impacto sobre los bahá'ís norteamericanos de este Llamado divino, conviene pensar en las condiciones, tanto dentro de la Fe como en el mundo de aquella época. La acción de los pioneros en cuanto aspecto integral de la vida bahá'í y tal como se lo entiende en el mundo bahá'í actual, era completamente nuevo en aquel entonces. Además, los medios de transporte aéreo no estaban bien desarrollados todavía y los viajeros se trasladaban usualmente a Europa por barco y, realmente, se sabía poco de los países de América Central y del Sur. La sola idea de abandonar el hogar, el trabajo y hasta la propia familia y amigos para ir a un país desconocido, con otra cultura, otras costumbres e idioma, a menudo aun sin saber cómo uno iba a sostenerse económicamente, era no sólo nueva sino verdaderamente alarmante.
Algunas almas valientes salieron en viajes de enseñanza, pero no como “pioneros” permanentes todavía. Entonces, la Guardián, como siempre, vino al rescate con su primer libro El Advenimiento de la Justicia Divina, dirigido a “los amados por Dios y las siervas del Misericordioso en los Estados Unidos y Canadá”. En este precioso libro el Guardián, entre muchas otras cosas, señaló que “no debe olvidarse ni por un momento, que América Central y del Sur abarcan no menos de veinte naciones independientes, aproximadamente un tercio del número total de estados soberanos del mundo y destinados a desempeñar un papel de creciente importancia en la formación del futuro destino del mundo.”5 A continuación, hizo otro llamado emocionante para la salida inmediata de pioneros: “Que algunos, en este mismo momento, apresten sus esfuerzos, huyan de sus pueblos, ciudades y estados natales, abandonen su país, y „poniendo toda su confianza en Dios como la mejor provisión para su viaje‟, vuelvan sus rostros y dirijan sus pasos hacia esas regiones distantes, esos campos vírgenes, esas ciudades no capituladas y encaminen sus energías a la conquista de las ciudadelas en los corazones de los hombres, corazones que pueden ser subyugados por las huestes de la Revelación y la Palabra, tal como Bahá'u'lláh ha señalado.”6

En 1939 salió el primer contingente de pioneros para radicarse en todas partes de América latina y las Antillas, “poniendo toda su confianza en Dios como la mejor provisión para su viaje”, también en la promesa de Bahá'u'lláh de que “aquellos que han abandonado su país con el propósito de enseñar Nuestra Causa, a ellos el Espíritu Fiel los fortalecerá por medio de Su Poder. Una compañía selecta de nuestros ángeles saldrá con ellos, tal como lo ha ordenado Aquél Quien es el Todopoderoso, el Omnisciente”.7 ¡La conquista espiritual de las Américas ya se había iniciado!

Bahá'ís que sirvieron en Yucatán en los años '60. De izquierda a derecha Sra. Dee de Lamb,  Srta. Soledad Bilbatua, Sr. Artemus Lamb, Dr. Rahmatolláh Muhajir, Sra. Edna Ford,  Sra. Valeria Nichols, Sra. Mara Omalley y Sr. Hyden Nichols.

A menudo he pensado qué distinto es ser pionero en estos países hoy en día en comparación con el período del primero y hasta el segundo Plan de Siete Años. Por un lado, el pionero en aquel tiempo muchas veces fue el único bahá'í en su pueblo o ciudad, y al principio, en el país entero. No existían cuerpos administrativos, ni a menudo otros bahá'ís con quienes consultar y recibir aliento y guía, fuera del Comité Interamericano en Wilmette, Estados Unidos. Por lo general, había que tomar decisiones, resolver los problemas propios o de otros, y librar las propias batallas espirituales con la ayuda de las propias fuerzas y guía espiritual. Esto daba lugar a una serie de grande pruebas y, naturalmente, muchos pioneros no pudieron superarlas y regresaron a sus hogares. Por otra parte, era una gran bendición, pues obligaba a excavar más hondamente en la propia alma, orar más, desarrollar más las propias capacidades y, sobre todo, acercarse más a Bahá'u'lláh y confiar más en Él.
La otra cara de la moneda era que los primeros pioneros, considerados como personas especiales, eran mirados por la mayoría de los bahá'ís y hasta por no bahá'ís con sincera admiración, por haber tenido el coraje, la fe y devoción de dejar la seguridad y las comodidades de su país natal e ir a un lugar desconocido por el sendero de Dios. Recuerdo vívidamente cuando era un nuevo bahá'í la gran emoción que sentí cuando fui con muchos otros al puerto de Los Ángeles, California, para recibir a Louise Caswell, quien regresaba a los Estados Unidos de su primera estadía en Panamá. Ella fue, para muchos de nosotros, el primer pionero de quien podíamos oír, de los propios labios, el relato de sus experiencias en un país extranjero, de qué manera había iniciado sus labores, cómo había encontrado a su primer contacto, quién era el primer bahá'í, etc. ¡Qué distinto es ahora!
Algunos de los frutos importantes del trabajo hecho durante el primer Plan de Siete Años fue el establecimiento de Asambleas Espirituales Locales en catorce de las repúblicas de América latina y la formación de grupos bahá'ís en las otras repúblicas. Más tarde, el Guardián, al referirse a estas victorias, habló del “maravilloso progreso logrado como resultado del Primer Plan de Siete Años”.


Del libro: Remembranzas Los Comienzos de La Fe Bahá'í en América Latina por: Artemus Lamb.

héroes 
 Mas adelantes publicare los siguientes planes seguidos del primero antes visto que están presentes en este maravilloso libro, creado por el sr. Artemus Lamb quien vivió esta época maravillosa y narra todas estas experiencias, en la última foto de esta publicación podemos ver al autor de este libro en la foto de Yucatán esta detrás del  grupo, como estos héroes de la fe también hay muchos más, que mas adelante narraremos sus historias.